Muchos factores afectan tu salud intestinal, como tu historial genético y cómo se construye tu cuerpo. También hay factores que puedes controlar, como el estrés y la dieta.
Cuando su intestino funciona correctamente, hay un buen equilibrio de bacterias que ayudan a tu cuerpo a procesar y obtener energía de los alimentos que consume, eliminar toxinas, luchar contra enfermedades y mejorar su estado de ánimo. También está libre de síntomas como diarrea, estreñimiento, heces blandas, gases, hinchazón y dolor abdominal.
Aquí hay 10 señales de advertencia de que puedes tener un intestino poco saludable.
-
Tienes malestar estomacal. Las molestias frecuentes, los gases, la hinchazón, el estreñimiento, la diarrea y la acidez estomacal pueden ser signos de que tu intestino está teniendo dificultades para procesar los alimentos y eliminar los desechos.
-
Te sientes cansado la mayoría de las veces. Las personas con fatiga crónica pueden tener desequilibrios en el intestino. Un estudio encontró que casi la mitad de las personas con fatiga también tenían problemas intestinales.
-
Tienes problemas para dormir en general. Un intestino no saludable puede causar insomnio o falta de sueño, lo que conduce a la fatiga. La mayor parte de la serotonina de tu cuerpo, que afecta el estado de ánimo y el sueño, se produce en el intestino. Entonces, cuando hay bacterias o inflamación en el intestino, tu sueño también puede verse afectado.
-
Eres intolerante a algunos alimentos. Las intolerancias alimentarias pueden ser causadas por la mala calidad de las bacterias en el intestino. Es posible que tengas una intolerancia alimentaria si tienes dificultades para digerir ciertos alimentos. Esto puede causar hinchazón, gases, diarrea, náuseas y dolor abdominal.
-
Tienes antojos extremos de comida, especialmente de azúcar. Comer demasiada azúcar puede causar demasiadas bacterias "malas" en el intestino. Las altas cantidades de azúcar, especialmente el jarabe de maíz con alto contenido de fructosa, están relacionadas con la inflamación en el cuerpo y lo ponen en riesgo de contraer otras enfermedades.
-
Tienes ganancia o pérdida de peso involuntaria. Cuando su intestino está desequilibrado, tu cuerpo puede tener dificultades para absorber nutrientes, almacenar grasa y regular el azúcar en la sangre. La pérdida o ganancia de peso puede ser causada por el crecimiento excesivo de bacterias o por la falta de nutrientes.
-
Tienes irritaciones en la piel. Algunas afecciones de la piel como el acné, el eccema y la psoriasis pueden estar relacionadas con problemas intestinales.
-
Tienes migrañas. Puede haber un vínculo entre los dolores de cabeza y la salud intestinal, especialmente si experimentas náuseas o vómitos con migrañas. Los estudios sugieren que las personas con dolores de cabeza frecuentes también tienen más probabilidades de tener trastornos gastrointestinales.
-
Tienes problemas autoinmunes. Algunas bacterias intestinales "malas" pueden desencadenar enfermedades autoinmunes como problemas de tiroides, artritis reumatoide, esclerosis múltiple y diabetes tipo 1.
- Tienes cambios de humor frecuentes. Los problemas intestinales y la inflamación del sistema nervioso pueden provocar ansiedad y depresión.
Entonces, ¿cómo equilibras tu salud intestinal?
- Agrega probióticos a tu dieta. Los probióticos promueven el crecimiento de bacterias saludables en el intestino. Puedes tomarlos en forma de vitaminas o, preferiblemente, de fuentes naturales como yogur, kéfir, kombucha y kimchi.
- Limita los alimentos procesados y el azúcar. En su lugar, obtén nutrientes de alimentos de origen vegetal y proteínas magras. Una dieta alta en fibra puede promover un intestino saludable.
- Comer despacio. Mastica bien y come despacio para digerir completamente la comida y ayudar a tu cuerpo a absorber todos sus nutrientes.
- Eliminar las intolerancias alimentarias. Si ciertos alimentos te causan calambres, náuseas o reflujo ácido, es posible que tengas una intolerancia alimentaria. Prueba una dieta de eliminación para determinar tus alimentos desencadenantes, luego elimínalos de tu dieta por completo.
- Beber agua. Lo has escuchado antes, pero mantenerte hidratado realmente mejora la salud general de tu cuerpo. Beber agua ayuda con la digestión.
- Elige frutas y verduras saludables y frescas.
- Hacer ejercicio regularmente. Mover tu cuerpo mejora los microbios saludables en tú cuerpo, mantiene tus movimientos intestinales regulares y previene enfermedades mientras mejora tu salud en general.
- Dormir lo suficiente. Trata de dormir de 7-8 horas cada noche. El sueño adecuado ayuda a equilibrar tus hormonas y previene muchos escenarios que pueden afectar negativamente tu salud digestiva, como el estrés o comer demasiado cerca de la hora de acostarse.
- Reduce el estrés. Algunos estudios muestran que las personas que tienen estrés en los primeros años de vida tienen más probabilidades de desarrollar problemas digestivos. Encontrar formas de controlar el estrés también puede ayudar a controlar el intestino.
- Evita o deja de fumar. Fumar puede dañar tu sistema digestivo de muchas maneras, desde acidez estomacal y úlceras hasta enfermedades hepáticas y cáncer. Si fumas, intenta dejar de hacerlo.
- Habla con tú médico. No hay mejor momento ni lugar que el consultorio del médico para hablar sobre la salud intestinal. Informe a tú médico acerca de tus síntomas, calificación del dolor, cambios recientes y objetivos de salud.